Y en pijama, tomando unas tostadas de pan con mantequilla y azúcar, decido poner Btv.
Estaban dando el info idiomas y eso me dió muy buen espina. me tragué unas noticias en polaco, otras en ruso y otras en pakistanés. Me aburro, cojo el mando a distáncia hago unos minutos de zapping. Acabo y vuelvo a poner el info idiomes otra vez.
En la pantalla veo a Caterina, toda vestida de negro, con un escote de vértigo y con un clavel rojo entre sus manos. Era 25 de abril y, como no, hablaba del aniversario de la revolución de los claveles de 1974 en Portugal.

Toni habla un portugués fenomenal. Al mismo tiempo, poso y miro al infinito. El sonido del directo suena muy bién. El trabajo de Caterina ha sido fantástico. Un reportaje muy chulo.
Acaba, me crezco y sonrío. Es la primera vez que agradezco el haberme quedado la tele de mis abuelos (r.i.p.). Una Philips de las que pesan una tonelada. De esas que están llenas de filamentos y con un tubo de rayos catódicos en su interior. Una TELE con mayúsculas. Y después de todo ésto, me da la sensación de que , a fuego lento, algo se está cociendo.